Por un lado buscaban genes que aumentan el riesgo de padecer enfermedades mentales y, además,querían encontrar factores que provocan atrofia y reducen el tamaño del cerebro, que es un indicador de la esquizofrenia el trastorno bipolar o la demencia.
Los análisis revelaron que los cerebros de menor tamaño se corresponden con cambios sutiles en el código genético. Además, los resultados eran los mismos para individuos de Europa, Australia y Norteamérica, por lo que se podrían desarrollar fármacos igual de efectivos en las tres regiones.
Por otra parte, los investigadores también han descubierto el gen que explica las diferencias en inteligencia. Las personas que poseen una molécula de citosina en lugar de tirosina en una región específica de dicho gen poseen cerebros mayores y con mejores resultados en las pruebas de coeficiente intelectual.
Como algunas enfermedades como el alzheimer, el autismo o la esquizofrenia afectan a los circuitos cerebrales, los investigadores se centrarán en la búsqueda de genes que influyan en los mismos y así poder desarrollar terapias más efectivas para combatirlas.
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